Entre el silencio y la profecía: Francisco, el populismo y el futuro de la Iglesia

Por Israel Centeno

I. El Pontífice del gesto

Desde que apareció en el balcón del Vaticano en 2013, el Papa Francisco fue presentado como el pontífice de los gestos: el que no usa zapatos rojos ni tronos dorados, el que predica el “hospital de campaña” en lugar del tribunal doctrinal. Ha sido abrazado por sectores progresistas que vieron en él una apertura esperanzadora de la Iglesia Católica hacia los márgenes. Pero también ha sido objeto de un fuego cruzado que va desde la derecha teológica hasta la izquierda radical, ambos acusándolo de incoherente: unos por ser demasiado blando, otros por no ser lo suficientemente revolucionario.

Su pontificado ha transcurrido entre la tensión de los gestos y la inercia de las estructuras. Ha hablado de misericordia, pero el derecho canónico se ha movido con lentitud. Ha recibido a migrantes y a indígenas, pero ha evitado pronunciarse con claridad ante dictaduras que reprimen y expulsan a sus pueblos.

En ningún lugar esa ambivalencia ha sido más visible que en su relación con los regímenes de América Latina y, en particular, en su contraste con figuras populistas como Javier Milei. Mientras frente a Nicolás Maduro, Daniel Ortega o Miguel Díaz-Canel Francisco optó por el silencio estratégico, con Milei sostuvo un combate simbólico a través de terceros, citas indirectas y, finalmente, un abrazo inesperado en Roma.

II. Tres dictaduras y un silencio pastoral

Ninguno de los regímenes autoritarios latinoamericanos actuales ha recibido una condena directa y abierta del Papa Francisco. En el caso de Venezuela, su postura ha sido una mezcla de preocupación humanitaria y diplomacia silenciosa. Envió emisarios, acogió delegaciones, facilitó diálogos —todos ellos fallidos—, pero nunca pronunció una palabra pública contra el poder que encarna Nicolás Maduro. Cuando la crisis alcanzó niveles de catástrofe —muertes por desnutrición, persecuciones políticas, éxodo masivo—, el Papa pidió “diálogo” y “reconciliación”. Las víctimas esperaban una palabra profética, no un memorando diplomático.

En Nicaragua, el caso fue aún más grave: el régimen de Daniel Ortega encarceló sacerdotes, expulsó a religiosos, canceló procesiones, cerró universidades católicas. La Iglesia fue perseguida directamente. A pesar de ello, Francisco guardó silencio hasta 2023, cuando comparó al sandinismo con las dictaduras hitlerianas. La crítica llegó tarde. El daño ya estaba hecho. La profecía se pronunció cuando el desierto ya se había incendiado.

En Cuba, su tono ha sido incluso más cordial. Fue mediador en el deshielo entre Obama y Raúl Castro, visitó la isla, abrazó al poder y elogió al pueblo. Pero cuando en 2021 estallaron las protestas espontáneas contra la dictadura —y la represión fue brutal—, el Papa habló de “momentos difíciles” y pidió paz. Nada dijo de los presos políticos ni de las condenas judiciales. La caridad pastoral evitó cualquier juicio profético.

¿Fue esta actitud prudencia evangélica o complicidad estructural? ¿Una estrategia de puentes o una diplomacia que terminó por neutralizar la denuncia profética? Algunos lo defienden: el Papa no puede ser un activista. Otros lo cuestionan: sin verdad, la caridad se disuelve en sentimentalismo.

III. Milei: la herejía libertaria

El contraste se vuelve llamativo cuando se observa la actitud de Francisco frente a Javier Milei. No se trataba de un dictador ni de un sistema consolidado, sino de un economista libertario con ínfulas mesiánicas y retórica incendiaria. Y sin embargo, el antagonismo fue más visible, más mediático, más directo.

Milei insultó al Papa: lo llamó “zurdo”, “representante del maligno”, “basura comunista”. Lo acusó de ser un títere del marxismo disfrazado de pastor. Francisco nunca le respondió directamente, pero sus homilías hablaban de “la economía que mata”, de la “ideología del descarte” y de los falsos salvadores. Era evidente que hablaba también de Milei.

El giro llegó cuando Milei, ya presidente electo, pidió perdón públicamente y viajó al Vaticano. Abrazó al Papa, le pidió disculpas, besó su anillo. Francisco lo recibió con el mismo gesto que usó con tantos pecadores: sin aplauso ni condena, pero con firmeza en el mensaje. Le dijo: “Cuida a los pobres”.

El episodio reveló la centralidad del papado: incluso el adversario más vociferante reconoció su autoridad moral. Pero también dejó una pregunta flotando: ¿por qué Francisco se mostró más explícito frente a un político liberal —que aún no gobernaba— que frente a regímenes que encarcelaban y exiliaban a su propio clero?

IV. León XIV: un Papa para restaurar la Verdad

En tiempos de confusión moral, no se necesita un Papa que administre consensos, sino uno que predique la Verdad con mayúscula. Si el próximo Papa adopta el nombre de León XIV, será para invocar la línea doctrinal de León XIII, de Pío XI y de san Juan Pablo II. Será un Papa doctrinal, evangelizador, no ideologizado ni capturado por categorías seculares.

Confrontará los grandes desafíos de este siglo: el transhumanismo, la disolución del sujeto, la colonización tecnocrática del alma, la instrumentalización política de los pobres, la ideología de género y el nihilismo cómodo del Occidente postcristiano.

Hablará de los pobres, pero no desde el socialismo ni desde la Teología de la Liberación, sino desde la Doctrina Social de la Iglesia, que une justicia con verdad, libertad con bien común. No bendecirá populismos ni progresismos. Bendecirá sólo lo que esté alineado con el Evangelio.

A Donald Trump, Javier Milei, Viktor Orbán o cualquier otro nuevo príncipe del mundo, no los mirará con miedo ni con odio. Los mirará con la claridad de quien sabe que Cristo es Rey, no el Estado. Y no se prestará a ninguna manipulación de la fe para legitimar ideologías.

León XIV será un Papa de firmeza moral, espiritualidad cristocéntrica y valentía profética. Reafirmará los fundamentos: Eucaristía, oración, penitencia, misión. Y recordará al mundo que la misericordia sin verdad es ilusión, y la diplomacia sin cruz es teatro

Comments

Leave a comment

Discover more from Centeno's Lighthouse

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading